Mons. Martín: 'La Eucaristía es el corazón de la Iglesia y lo que hace la Iglesia'

  • 24 de junio, 2025
  • Rosario (Santa Fe) (AICA)
El arzobispo de Rosario presidió la misa por la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo y llamó a traducir la fe en gestos concretos de amor. La celebración culminó con una multitudinaria procesión.

El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, presidió la celebración de Corpus Christi en la parroquia Santísimo Sacramento, acompañado por sacerdotes, diáconos permanentes, religiosos, religiosas y numerosos fieles provenientes de distintas comunidades parroquiales de la ciudad y la región.

En su homilía, monseñor Martín reflexionó sobre el significado de la Eucaristía en la vida del cristiano y de la Iglesia. Inspirado en el pasaje del Evangelio en que los discípulos advierten a Jesús: "Estamos en un lugar desierto", el arzobispo desarrolló una meditación sobre el camino del Pueblo de Dios a través del desierto -un símbolo de prueba, aridez y esperanza- comparándolo con el caminar del pueblo cristiano hacia la vida plena en el cielo.

"El bautismo nos liberó de la esclavitud del pecado y nos hizo hijos de Dios. Desde entonces caminamos como peregrinos, muchas veces con desalientos, tentaciones y ganas de abandonar el camino. Pero no estamos solos: caminamos como Iglesia, como pueblo, sostenidos por el pan de los peregrinos, la Eucaristía", afirmó.

A lo largo de su predicación, el arzobispo resaltó la Eucaristía como "el corazón de la Iglesia", la fuente que alimenta la unidad y el amor fraterno.

El mismo pan, el mismo cuerpo
"Si comemos un mismo pan, formamos un mismo cuerpo. La Eucaristía no solo me une con Jesús, sino que nos une entre nosotros. Nadie sobra, todos nos necesitamos", enfatizó.

Monseñor Martín también destacó la presencia de jóvenes universitarios de distintas provincias que participaron de la jornada, quienes forman parte de grupos de evangelización y servicio solidario. Los animó a seguir viviendo la fe con entusiasmo y compromiso misionero.

"La unidad en el amor es lo que verdaderamente atrae. No nos salvamos por proselitismo, sino por la belleza del amor de Dios que hay entre nosotros", señaló, citando las enseñanzas de los papas Benedicto XVI y Francisco.

El arzobispo concluyó su homilía llamando a vivir una fe eucarística auténtica, traducida en obras concretas de caridad y servicio: "Si de verdad reconocemos a Jesús en el Santísimo Sacramento, también debemos reconocerlo en el hermano que sufre, en el que está solo, en el que padece. Ese es el verdadero certificado de autenticidad de nuestra fe".

"Que María, nuestra Madre del Rosario, interceda por nosotros para que seamos un pueblo eucarístico: unido, fraterno y comprometido con el amor concreto al prójimo", concluyó.

Al finalizar la misa tuvo lugar la tradicional procesión por las calles del centro de Rosario, en la que el Santísimo Sacramento fue llevado en custodia, entre cantos, oraciones y manifestaciones de fe, mientras los fieles portaban estandartes, cantaban y acompañaban en oración.

Fue una expresión pública de fe y unidad, signo visible de una Iglesia que, como expresó el pastor rosarino, "camina junta, unida por la Eucaristía, hacia la esperanza".+