Mons. Lozano: 'Cromañón es una herida compartida que nos une como comunidad'
- 31 de diciembre, 2025
- Buenos Aires (AICA)
"Murieron 194 personas, la mayoría jóvenes, con sueños, proyectos, con toda una vida por delante", aseguró en la misa para renovar la memoria y la esperanza a 21 años de la tragedia.
"Veintiún años y la herida sigue ahí, como parte nuestra. Una cicatriz que a veces duele, pero que también nos recuerda que estamos vivos y que seguimos juntos. Murieron 194 personas, la mayoría jóvenes, con sueños, proyectos, con toda una vida por delante". Así comenzó su predicación el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano, en la misa por un nuevo aniversario de la tragedia de Cromañón, durante un recital del grupo Callejeros en un local nocturno del barrio porteño de Balvanera.
La Eucaristía fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva; el vicario general de la arquidiócesis, monseñor Pedro Cannavó; y el presbítero César Femia, rector del santuario de San Ramón Nonato.
Durante su homilía, monseñor Lozano afirmó que Cromañón "es una herida compartida", aludiendo a un dolor que permanece vivo en la memoria colectiva.

El arzobispo sanjuanino recordó especialmente a las 194 víctimas mortales y subrayó que no se trata sólo de una fecha o un hecho del pasado. "No es una noticia ni un recuerdo lejano; es una historia que nos marcó y que nos fortalece como comunidad", señaló, al tiempo que destacó la cercanía y el acompañamiento entre las familias, amigos y sobrevivientes.
Memoria, confianza y fragilidad
A la luz del Evangelio del día, monseñor Lozano invitó a leer el dolor desde la fe y la esperanza cristiana. Al evocar la figura de Ana, la anciana del templo, la pareja joven y el Niño Jesús, remarcó el valor de la memoria, la confianza y la fragilidad asumida por Dios mismo. "Incluso en medio del dolor, siempre hay algo nuevo que puede nacer", afirmó.
El prelado sostuvo que la celebración tuvo "un peso y una ternura distinta", porque el recuerdo de Cromañón interpela a toda la sociedad. En ese contexto, se encendieron 194 velas en el altar, una por cada vida perdida. "No son sólo para recordar, sino para decir: no están solos, no los olvidamos; su vida y sus sueños siguen entre nosotros", explicó.

Monseñor Lozano, quien siendo obispo auxiliar porteño acompañó a familiares y víctimas, también hizo referencia al camino vivido por la Iglesia y la sociedad en el último año, marcado por alegrías, pérdidas y cambios profundos, e invitó a mirar la realidad con esperanza. "El dolor no es la última palabra. Nos necesitamos unos a otros y necesitamos a Dios", expresó.
Al finalizar, animó a transformar el sufrimiento en compromiso y memoria viva: "Nos llevamos en el corazón un tesoro invalorable: el recuerdo de Cromañón, el abrazo de la comunidad y la luz de la esperanza que no se apaga. Que juntos podamos transformar el dolor en esperanza compartida".
Tras el incendio ocurrido el 30 de diciembre de 2004, el entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, visitó a los heridos en los hospitales y acompañó reiteradamente a los familiares en los aniversarios. Ya como papa Francisco, continuó enviando mensajes de cercanía y consuelo a las víctimas y a sus seres queridos.+