El prelado polaco tenía 78 años. El papa Francisco lo había enviado al pequeño centro de Bosnia y Herzegovina para acompañar a la comunidad parroquial y a los peregrinos.
Los obispos de la Conferencia Episcopal de Calabria (CEC) advirtieron además que "las instituciones deben hacer más para detener el fuego".
El hombre que confesó el asesinato había sido acusado por el incendio de la catedral de Nantes el año pasado.
De ese modo recordaron los frailes de la Orden de Predicadores a su fundador, durante la misa por el 800 aniversario de su muerte celebrada en la basílica de Santo Domingo de Bolonia.