Abrir el corazón a la misión para que no se apague la luz del Evangelio.
Dar gracias a la Virgen por guiarnos siempre hacia su Hijo.
Valorar las huellas de Dios en nuestra historia.
Descansar en el Señor... Porque en él encontraremos alivio.
Compartir las preocupaciones con alguien... Dios también actúa a través de los otros.