Durante el rezo del Ángelus, el pontífice invitó a aprovechar el verano para cultivar el arte de la hospitalidad y abrir el corazón a Dios y a los demás. "Él aún hoy golpea a nuestra puerta", aseguró.
El pontífice pidió por aquellos que sufren a causa de la violencia y se encuentran en estado de sufrimiento y necesidad. También recordó la beatificación de Licarion May, asesinado por odio a la fe.
En el Ángelus, el pontífice recordó que, siguiendo el ejemplo de Jesús, cada uno está llamado a "llevar consuelo y esperanza, especialmente a quienes están desanimados y decepcionados".
"Que los apóstoles Pedro y Pablo, junto con la Virgen María, intercedan por nosotros, de modo que, en este mundo herido, la Iglesia sea casa y escuela de comunión", pidió el papa León XIV.