"El amor que los cristianos profesan a sus hermanos y a todo el mundo, los convierte en testigos insobornables del Maestro divino", destacó el arzobispo emérito de Corrientes.
"No el de un mesías triunfador sino el del Señor que carga con el dolor de todos y nos invita a ser solidarios con Él, haciéndonos parte de esta misión", diferenció el arzobispo de Mendoza.