Tras la misa solemne del funeral, presidida por el papa Francisco, el cuerpo de Benedicto XVI se trasladó a la Cripta de los Papas.
Según el director editorial del Vaticano, en el corazón del magisterio de Ratzinger está el rostro de una Iglesia que no busca el poder, el éxito y los grandes números.
En una catedral colmada de fieles, sacerdotes y obispos, el arzobispo de Buenos Aires señaló que "a su modo y estilo" el papa Benedicto dejó un "iluminador y fecundo magisterio pontificio".
Durante la audiencia general, el Santo Padre subrayó su "pensamiento agudo y educado, que no era autorreferencial sino eclesial, porque siempre quiso acompañarnos al encuentro con Jesús".