Los líderes maronitas, bajo la presidencia del patriarca, cardenal Béchara Boutros Raï, denunciaron el sufrimiento de los civiles, víctimas de la violencia y el hambre.
La misa solemne fue presidida por el arzobispo maronita de Haifa y de Tierra Santa, Moussa Al-Hajj. Asistieron obispos, sacerdotes, monjes y una multitud de fieles.
El arzobispo de Alepo, Joseph Tobjie, dice que los cristianos deben desempeñar un papel en la construcción de una sociedad inclusiva y democrática, mientras Siria enfrenta una transición incierta.
En la sede del Patriarcado Maronita, se reunieron los principales líderes de las 18 comunidades religiosas reconocidas en el país. Para el patriarca maronita, se trató de "un signo de esperanza".