Francisco reflexionó sobre el gran mandamiento de Jesús, sugiriendo que "sólo nos volvemos verdaderamente capaces de amar cuando nos encontramos con Dios, entregándonos a su amor".
"¡La ingratitud genera violencia, mientras que un simple 'gracias' puede restablecer la paz!", aseguró Francisco en su reflexión previa al rezo del Ángelus dominical.
El Papa explica la diferencia entre pecador y corrupto y asegura que para el pecador "hay siempre esperanza de redención", mientras que, para el corrupto, en cambio, "es mucho más difícil".
El Papa aseguró que "Dios nos ama y basta, nos ama porque somos hijos, y lo hace con un amor incondicional y gratuito", a pesar de "nuestras prestaciones y de nuestros fallos".