Meses después de que se impidiera la entrada a la ciudad el antiguo vehículo pontificio donado por el papa Francisco, convertido en clínica, finalmente llegó y pronto entrará en servicio.
Así lo pidió el papa Francisco antes de su muerte. El vehículo fue puesto a disposición de Cáritas Jerusalén, en una región donde el sistema sanitario está colapsado.
El pontífice se subió al papamóvil y recorrió la plaza, saludando a los numerosos peregrinos. "Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua!", dijo al asomarse previamente a la logia de la basílica.
Es un vehículo propulsado por hidrógeno que había sido realizado por Toyota con vistas al viaje que el Papa tenía previsto al Japón.