El arzobispo de Sucre, señaló que este "justo reconocimiento" se basa en elementos únicos que distinguen a esta devoción guadalupana "la primera expresión religiosa de Bolivia".
En su mensaje conclusivo de la CXVII asamblea plenaria, los prelados bolivianos aseguran que "es posible salir de esta crisis, pero los primeros en comprometernos debemos ser nosotros mismos".
Los obispos piden a Dios que bendiga al país y a las autoridades elegidas, y que inspire a todos los bolivianos a "trabajar unidos por la justicia, la reconciliación y el progreso de la nación".
Una delegación de seis obispos, encabezada por el presidente del episcopado, Mons. Pesoa Ribera, compartieron sus inquietudes pastorales y los desafíos que enfrenta la Iglesia en Bolivia.