Domingo 29 de junio de 2025

León XIV recordó que Pedro y Pablo son los pilares verdaderos de la Iglesia

  • 29 de junio, 2025
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
"Comprometámonos a hacer de nuestras diversidades un taller de unidad y comunión, de fraternidad y reconciliación", pidió el Papa en la misa por la solemnidad de los santos apóstoles.
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El papa León XIV presidió la misa en la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo en el Altar de la Confesión de la basílica vaticana, donde presentó a las dos figuras apostólicas como verdaderos "pilares de la Iglesia" y donde bendijo e impuso el palio a 54 nuevos arzobispos metropolitanos.

El pontífice recordó que "la historia de Pedro y Pablo nos enseña que la comunión a la que el Señor nos llama es una armonía de voces y rostros, no anula la libertad de cada uno".

En la homilía de la celebración, a la que asistieron unos 5.500 fieles en la basílica y otros 5.000 en los diversos sectores de la plaza de San Pedro, León XIV se detuvo en dos aspectos de su testimonio, a partir de la "comunión eclesial". 

Lo hace comentando los textos litúrgicos: en la primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles, Pedro es arrestado y encarcelado por Herodes; en la segunda lectura, Pablo -también él "con cadenas"- confía a Timoteo un testamento espiritual auténtico, al afirmar que su sangre está a punto de ser "derramada y ofrecida a Dios".

"Esta comunión en la única confesión de la fe no es una conquista pacífica", subraya el Papa. Los dos apóstoles la alcanzan como una meta a la que llegan después de un largo camino, en el cual cada uno abraza la fe y vive el apostolado de manera diversa.

Su fraternidad en el Espíritu no borra la diversidad de sus orígenes: Simón era un pescador de Galilea, Saulo en cambio un riguroso intelectual perteneciente al partido de los fariseos; el primero deja todo inmediatamente para seguir al Señor; el segundo persigue a los cristianos hasta que es transformado por Cristo Resucitado; Pedro predica sobre todo a los judíos; Pablo es impulsado a llevar la Buena Noticia a los gentiles.

Enfrentamientos con franqueza evangélica
El pontífice afirmó que la historia de Pedro y Pablo enseña que la comunión a la que el Señor llama es una armonía de voces y rostros, no anula la libertad de cada uno. "Nuestros patronos recorrieron caminos diferentes, tuvieron ideas diferentes, a veces se enfrentaron y discutieron con franqueza evangélica. Sin embargo, esto no les impidió vivir la concordia apostolorum, es decir, una viva comunión en el Espíritu, una fecunda sintonía en la diversidad", destacó.

A continuación, citando a san Agustín, que en el Sermón 295 se refiere a la "unidad" de los dos apóstoles, dijo: "En un solo día celebramos la pasión de ambos apóstoles. Pero ellos dos eran también una unidad; aunque padeciesen en distintas fechas, eran una unidad".

León XIV explicó que esta comunión eclesial "nace del impulso del Espíritu, une las diversidades y crea puentes de unidad en la variedad de los carismas, de los dones y de los ministerios". 


"Es importante aprender a vivir la comunión de ese modo, como unidad en la diversidad, para que la variedad de los dones, articulada en la confesión de la única fe, contribuya al anuncio del Evangelio. Estamos llamados a caminar por esta senda, mirando precisamente a Pedro y Pablo, porque todos necesitamos de esta fraternidad", sostuvo.

"Todos necesitamos de esta fraternidad. La Iglesia, las relaciones entre los laicos y los presbíteros, entre los presbíteros y los obispos, entre los obispos y el Papa, así como lo necesitan la vida pastoral, el diálogo ecuménico y la relación de amistad que la Iglesia desea mantener con el mundo", afirmó.

El pontífice exhortó: "Comprometámonos a hacer de nuestras diversidades un taller de unidad y comunión, de fraternidad y reconciliación para que cada uno en la Iglesia, con la propia historia personal, aprenda a caminar junto con los demás".

Apertura a los cambios y escucha de los acontecimientos
Los santos Pedro y Pablo interpelan también sobre la vitalidad de nuestra fe, afirma seguidamente el Papa, evidenciando cómo, en la experiencia del discipulado, "siempre existe el riesgo de caer en la rutina, en el ritualismo, en esquemas pastorales que se repiten sin renovarse y sin captar los desafíos del presente".

En la historia de los dos apóstoles, en cambio, nos inspira su voluntad de abrirse a los cambios, de dejarnos interrogar por los acontecimientos, los encuentros y las situaciones concretas de las comunidades, de buscar caminos nuevos para la evangelización partiendo de los problemas y las preguntas planteados por los hermanos y hermanas en la fe.

León XIV consideró que la pregunta que Jesús hace a sus discípulos en el Evangelio, "Y ustedes, ¿quién dicen que soy?" interpela a cada creyente también hoy "para que podamos discernir si el camino de nuestra fe conserva dinamismo y vitalidad, si aún está encendida la llama de la relación con el Señor".

La advertencia del papa Francisco
"Cada día, en cada momento de la historia, siempre debemos prestar atención a esta pregunta", sugirió y recordó la advertencia del papa Francisco sobre el riesgo de una fe reducida a una "herencia del pasado", "cansada y estática".


Y formula algunas preguntas que hay que plantearse: ¿Quién es hoy para nosotros Jesucristo? ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida y en la acción de la Iglesia? ¿Cómo podemos testimoniar esta esperanza en la vida cotidiana y anunciarla a aquellos con quienes nos encontramos?

"El ejercicio del discernimiento, que nace de estos interrogantes, le permite a nuestra fe y a la Iglesia que se renueven continuamente y que experimenten nuevos caminos y nuevas prácticas para el anuncio del Evangelio. Esto, junto a la comunión, debe ser nuestro primer deseo", afirma el Santo Padre. 

Finalmente, el Papa afirma que la Iglesia de Roma está llamada, más que todas. a ser "signo de unidad y de comunión, Iglesia ardiente de una fe viva, comunidad de discípulos que testimonian la alegría y el consuelo del Evangelio en todas las situaciones humanas".+

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