En la fiesta de la Ascensión, el obispo de San Francisco animó a los fieles a renovar la esperanza cristiana y a anunciar con valentía que la vida tiene una meta que nos trasciende.
En el Día Internacional de la Infancia, el arzobispo de Córdoba llamó a construir un país donde "ningún sacrificio de los adultos sea demasiado grande para proteger la dignidad de un niño".
"Es una solemnidad que ilumina nuestro corazón y nos hace mirar para arriba. No para distraernos, sino saber dónde está nuestro centro, a dónde apunta nuestra existencia", recuerda el arzobispo.
El arzobispo porteño sugiere hacerlo en el ámbito de los vínculos y del diálogo y del aprender a comunicarse y consideró: "Algo que tanto cuesta pero que tanto necesita de los valores del Evangelio".