Mons. Ojea: 'Misionar con fraternidad, coraje y alegría'
- 8 de julio, 2025
- San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"Que el Señor nos conceda vivir a fondo estas características, que nos regale una profunda experiencia misionera para anunciar el Evangelio", destacó el obispo emérito de San Isidro.
El obispo emérito de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, compartió su reflexión para el décimo cuarto domingo del tiempo durante el año.
A la luz de las lecturas bíblicas, recordó: "Escuchamos a Jesús en el Evangelio como envía a otros 72 discípulos para anunciar el Reino. Vamos a ver algunas características de la misión en el Evangelio. En primer lugar, la fraternidad. Los envía de dos en dos. La fraternidad, la comunidad es para la misión. Se misiona en comunidad, no siendo uno solo el protagonista. Jesús mismo quiso actuar a través de la comunidad y dejarnos una comunidad que es la Iglesia para anunciar el Evangelio".
"La segunda característica -continuó- es el coraje, la parresia; no tener miedo de anunciar el mensaje, pero además de no tener miedo, esto tiene que ver con la mística de saberme amado por Dios. El Evangelio primero me recubre a mí, lo descubro yo. Descubro el amor de Dios y experimento el amor de Dios; por eso mismo siento como San Pablo, aquel: `Hay de mí si no predicara el Evangelio`".
El prelado recordó que la predicación "es fruto de un enamoramiento de Jesús, por eso tenemos necesidad de transmitirlo. Esto es fundamental para el anuncio, la parresia, el coraje. También, unido a esto, la plegaria. Recen al dueño de la mies para que envíe trabajadores a su mies. No se puede prescindir la misión de la oración. Necesitamos sabernos débiles y sabernos que la misión es obra del Espíritu de Dios". "Pero también -agregó- siguiendo con el coraje, dice, `Yo los envío como ovejas en medio de lobos`. El mensaje es un mensaje de paz. Es un mensaje de paz que se apoya totalmente en el Señor, que va a saber cuidarnos de todo peligro".
El obispo emérito de San Isidro manifestó finalmente "como característica fundamental de la misión, la alegría. La alegría del Evangelio, la alegría de predicar el Evangelio. Dice Jesús, `No se alegren tanto por el poder que yo les he dado, el poder de curar, el poder de expulsar demonios, el poder de sembrar la paz, sino que alégrense de que sus nombres estén escritos en el cielo`". "Esto quiere decir, alégrense de que van a vivir una profunda intimidad con el Señor, y esto causa alegría y nos remite a la primera lectura que nos habla del gran consuelo de los exiliados de volver a Jerusalén, de volver a la dicha, a la ciudad que realmente consuela, a la ciudad de la paz, a la ciudad del encuentro, a la ciudad de la alegría", enfatizó.
Pidió que el Señor "nos conceda darnos cuenta que si salimos de nosotros mismos predicando un Evangelio que se predica y se contagia por atracción, no por proselitismo ni por otro tipo de mandatos y de obligaciones, sino por la atracción que produce el habernos encontrado con Jesús".
"Que el Señor nos conceda vivir a fondo estas características, que nos regale una profunda experiencia misionera, aportando lo que cada uno solo puede aportar como don personal esta gran misión que es anunciar el reino de Jesús a través de la fraternidad, a través de saber que la fraternidad es para la misión, no para socializar; a través del coraje, sabiendo que el Señor nos va a cuidar; la parresia, no tener miedo, sabiendo que sembramos la paz como ovejas en medio de lobos y al mismo tiempo con la alegría de aquel que está predicando y transmitiendo lo mejor que le pasó en la vida, que es haberse encontrado con Jesús", pidió.
Y finalizó: "Que la Virgen, que es la primera misionera, ilumine la comprensión profunda de esta parte del Evangelio en la que Jesús envía a otros 72 para anunciar el Reino".+