Jueves 25 de diciembre de 2025

León XIV llamó a tocar la carne herida y a creer que la paz ya está presente

  • 25 de diciembre, 2025
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En su primera misa de Navidad, el Papa afirmó que la paz nace del llanto acogido y de la fragilidad compartida, y exhortó a no apartar la mirada del dolor de los pueblos golpeados por la guerra.
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En su primera homilía de Navidad como Sucesor de Pedro, el papa León XIV ofreció una meditación marcada por la memoria viva de las palabras del papa Francisco y por una mirada directa a las "heridas abiertas" de la humanidad, especialmente las provocadas por las guerras en curso. Desde la Basílica de San Pedro, el pontífice aseguró que la paz no es una promesa lejana, sino una realidad ya presente, aunque frágil y muchas veces negada por la indiferencia.

Al comentar el anuncio profético de Isaías -"¡Prorrumpan en gritos de alegría!"-, el Papa subrayó que la paz llega por caminos polvorientos y difíciles, llevada por mensajeros heridos, pero hermosos por el bien que anuncian. "Pareciera que aún nadie cree: la paz existe y está ya en medio de nosotros", afirmó, retomando las palabras de Jesús: "Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo".

El pontífice centró su reflexión en el misterio del Verbo hecho carne, destacando que Dios se manifiesta en la fragilidad de un niño que no habla, sino que llora. Esa carne desnuda y vulnerable -dijo- sigue presente hoy en quienes han sido despojados de su dignidad y reducidos al silencio. "La carne humana requiere cuidado, solicita acogida y reconocimiento", insistió, vinculando la Encarnación con la responsabilidad concreta frente al sufrimiento actual.

Evocación del papa Francisco
En un pasaje clave de la homilía, León XIV evocó explícitamente una frase del papa Francisco tomada de Evangelii gaudium, para renovar su llamado: no mantener "una prudente distancia de las llagas del Señor", sino tocar la miseria humana y la carne sufriente de los demás. Según el Papa, ese gesto es decisivo para que la paz pueda nacer y crecer en la historia.

Desde esa perspectiva, invitó a mirar sin evasiones los escenarios de guerra y desplazamiento forzado. "¿Cómo no pensar en las tiendas de Gaza, expuestas desde hace semanas a las lluvias, al viento y al frío?", preguntó, extendiendo luego la reflexión a los refugiados y desplazados de todos los continentes, así como a quienes viven sin techo en las grandes ciudades. Allí -señaló- la Encarnación continúa interpelando a la conciencia cristiana.


El Papa habló de "heridas abiertas" que dejan los conflictos armados, tanto en las poblaciones indefensas como en los jóvenes obligados a empuñar armas y enviados al frente, donde descubren la insensatez de la violencia y la mentira de los discursos que la justifican. En ese contexto, afirmó que la paz de Dios comienza cuando el dolor del otro atraviesa el corazón y derrumba las falsas seguridades.

"La paz nace de un sollozo acogido, de un llanto escuchado; nace entre ruinas que claman una nueva solidaridad", expresó y destacó que ese proceso exige romper los monólogos y abrirse al diálogo fecundado por la escucha. No se trata -advirtió- de imponer una palabra prepotente, sino de servir a una presencia humilde que suscita el bien.

León XIV reafirmó el impulso misionero de la Navidad y llamó a una Iglesia que camine junto a toda la humanidad, sin separarse de ella. Puso a la Virgen María como modelo de este dinamismo de paz, recordando que nada renace de la exhibición de la fuerza, sino del poder silencioso de la vida acogida.

En ese horizonte, concluyó, la Navidad vuelve a ser anuncio creíble de paz para un mundo herido, pero aún abierto a la esperanza.+