Sábado 13 de diciembre de 2025

Mons. García Cuerva alentó a educar con esperanza, equidad y compromiso social

  • 13 de diciembre, 2025
  • Buenos Aires (AICA)
En la misa de cierre del año de la Vicaría de Educación, destacó el valor de la tarea para generar oportunidades, construir fraternidad y ser signo de paz en contextos atravesados por la violencia.
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Directivos de colegios, sacerdotes que acompañan la pastoral educativa y numerosos docentes participaron de la misa de cierre de año de la Vicaría de Educación porteña que se celebró el 9 de diciembre en la parroquia Nuestra Señora de Monserrat.

La Eucaristía fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, quien en su homilía puso en relieve el papel central de la educación como camino de esperanza y transformación social. En sintonía con el magisterio del papa Francisco, afirmó que educar implica "hacer que quienes están muy abajo se pongan de pie y sean protagonistas de sus propias vidas".

Herramienta para promover equidad e igualdad
El arzobispo subrayó que la educación es una herramienta concreta para promover la equidad y la igualdad de oportunidades, más allá del origen social o de las circunstancias de nacimiento.

"No puede ser sólo una cuestión de suerte dónde nacimos o a qué colegio fuimos", expresó y remarcó que la tarea educativa también está llamada a construir un mundo más fraterno, tendiendo puentes y fortaleciendo la cultura del encuentro.


En ese marco, agradeció especialmente el compromiso de los educadores que, en contextos sociales complejos y muchas veces atravesados por la violencia, sostienen su misión cotidiana. Los animó a asumirse como "instrumentos de paz" en ámbitos desafiantes, y valoró cada gesto y proyecto realizado durante el año para ayudar a que muchos no queden al margen.

Monseñor García Cuerva insistió en que el anuncio cristiano se vive de manera encarnada, en una realidad concreta y en un momento histórico particular. En ese sentido, convocó a una Vicaría de Educación que acompañe y comprenda, pero que también sepa exigir, trabajando de manera conjunta y superando toda fragmentación. "No hay lugar para cortarse solos; hay lugar para caminar unidos", afirmó.

Educar en las exigencias de este tiempo
A la luz del Evangelio, recordó la figura de san José, que supo ponerse en camino ante las exigencias de su tiempo, e invitó a los educadores a asumir con realismo y compromiso el momento histórico actual, tanto a nivel universal como local.

Finalmente, en el contexto cercano a la Navidad, animó a contemplar el misterio del pesebre como lugar donde la fragilidad humana se encuentra con la fragilidad del Niño Dios. Señaló que Jesús quiere nacer en las pobrezas, límites y dolores de cada persona, y que allí la pobreza se transforma en esperanza.

El arzobispo concluyó agradeciendo el camino compartido durante el año e invitó a vivir este tiempo con confianza, para que, al estilo de María, las fragilidades sean abrazadas y transformadas, haciendo realidad, entre todos, la "revolución de la ternura".+