En la misa dominical por Cadena 3, el arzobispo cordobés meditó sobre la parábola del Buen Samaritano, denunciando la indiferencia como forma de violencia y exhortando a una cercanía con el que sufre.
"Tratan de curar no solamente las heridas físicas, sino las heridas del alma a veces ligadas a la injusticia, a la discriminación, al rechazo, a la soledad", destacó el arzobispo de Buenos Aires.
El arzobispo de Córdoba reflexionó sobre la virtud de la mansedumbre, en contraste con una cultura que exalta la violencia como forma de poder.
En su homilía semanal, el arzobispo de Mendoza instó a ser como un buen samaritano "capaces de amarnos y de detenernos siempre que nos necesiten" y destacó el valor de la encíclica Fratelli tutti.