Lunes 16 de junio de 2025

Causas de los santos: León XIV promulga decretos para tres nuevos venerables

  • 22 de mayo, 2025
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El Papa allana el camino para la beatificación de los misioneros asesinados en la Amazonía ecuatoriana
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El papa León XIV autorizó hoy la publicación de los decretos que reconocen el "ofrecimiento de vida" de los misioneros Alejandro Labaka Ugarte e Inés Arango Velásquez, asesinados el 21 de julio de 1987 en la Amazonía ecuatoriana y el reconocimiento de las virtudes heroicas de Matteo Makil (1851-1914), primer vicario apostólico de Kottayam (India) y fundador de las Hermanas de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María. El anuncio lo hizo el Vaticano, después de una audiencia entre León XIV y el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos.

El español fray Alejandro Labaka Ugarte (1920-1987), y la hermana colombiana Inés Arango (1937-1987), ambos capuchinos, fueron asesinados en la región de Tigüino (Ecuador) durante un encuentro con pueblos indígenas aislados.

Los dos religiosos buscaron dar a conocer al mundo la comunidad Huaroani, denunciando las amenazas de grupos vinculados a la exploración petrolera y maderera en la región, pero terminaron siendo víctimas del ritual de la lanza de los indígenas.

Obispo con alma de misionero
Alessandro Labaka Ugarte, nacido en 1920, español de Beizama, inmediatamente tuvo en su cabeza la idea de hacerse misionero. Así, cuando fue ordenado sacerdote en 1945, los superiores de la Orden Capuchina en la que había sido consagrado en 1937 con el nombre de hermano Manuel lo enviaron primero a China y luego, una vez expulsado con otros misioneros por el régimen maoísta, partió hacia Ecuador donde fue párroco y desempeñó otros servicios, entre ellos el de prefecto apostólico, comprometido con la evangelización del pueblo indígena Huaorani. En 1984, el hermano Manuel fue consagrado obispo y continuó siendo misionero entre los indígenas, entrando también en contacto con la etnia Tagaeri. Es un momento de gran tensión. Las compañías petroleras se mueven como depredadores, talando áreas de bosque en busca de cuencas de oro negro y para monseñor Ugarte, estimado por sus habilidades de negociación y conciliación, salvar los derechos de los Tagaeri es una prioridad. Y aquí su historia se entrelaza con la de la hermana Inés Arango.


Una monja entre los indios
Inés Arango Velásquez tenía 40 años cuando en 1977 participó en la primera expedición misionera de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia a Aguarico, Ecuador. De origen colombiano, nació en Medellín en el 37 y en el 55 ingresó a su congregación donde completó su formación. Después de su profesión perpetua, durante los primeros años se dedicó a la enseñanza, luego, ya en Ecuador, se trasladó entre varias comunidades, también como superiora, dedicándose a la evangelización del pueblo indígena Huaroani bajo la guía, entre otros, del hermano Manuel. La hermana Agnese también se entera de la crítica situación de los indios Tagaeri, que han acabado en la mira de las empresas petroleras y madereras.

Ofrenda de vida defendiendo a los últimos
El hermano Manuel, en su papel de obispo, decide pues que para evitar un enfrentamiento sangriento con los trabajadores mercenarios de las compañías es necesario ir en persona a hablar con los indios. La hermana Inés se une a él y los dos, a pesar de saber el riesgo de entrar en contacto con una tribu hostil a los extranjeros, son transportados en helicóptero a un lugar acordado en la mañana del 21 de julio de 1987. Al día siguiente otro helicóptero regresa a recogerlos pero durante el segundo sobrevuelo de la zona los cuerpos de ambos, acribillados a lanzas y flechas y sin vida, son avistados y recuperados. Para ambas, fue una ofrenda consciente de su vida en nombre de la fidelidad a su misión, como lo atestigua también la carta que la religiosa escribió la tarde antes de su partida conteniendo algunas instrucciones, casi como un testamento. Su muerte tuvo gran eco, desarrollándose hasta nuestros días una consistente fama de santidad acompañada de algunos signos.

En 2017, el papa Francisco publicó un decreto que presentaba el "ofrecimiento de la vida" como un nuevo modelo jurídico para la apertura de procesos de beatificación y canonización, distinto del "martirio" y del reconocimiento de las "virtudes heroicas".

Este "ofrecimiento de vida" debe realizarse "libre y voluntariamente" y corresponder a una "aceptación heroica y caritativa de una muerte cierta y breve". La cuarta vía para los procesos de canonización combinaba el martirio, el ejercicio de las "virtudes heroicas" y la canonización "equivalente" (por decisión explícita del Papa).

Obispo y pacificador
León XIV también aprobó la publicación del decreto que reconoce las virtudes heroicas de Matteo Makil (1851-1914), primer vicario apostólico de Kottayam (India) y fundador de la Congregación de las Hermanas de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María. Nació en 1851 en Manjoor en el seno de una familia cristiana acomodada. Se convirtió en sacerdote en 1865, adquirió experiencia en la parroquia hasta que en 1889 fue nombrado vicario general de Kottayam y tres años más tarde fundó la congregación religiosa cuya misión principal era la educación de las niñas. Su acción pastoral fue dinámica y le llevó en 1896 al cargo de vicario apostólico de Changanacherry. Promovió la formación catequética, la educación escolar, el nacimiento de organizaciones y asociaciones religiosas, lucha contra la pobreza que afecta a gran parte de la sociedad de la época y fomenta también la vida consagrada.

En las disputas locales que estallaron -incluso violentamente-, entre los llamados "norteño" (que se creían descendientes de la comunidad fundada por Santo Tomás Apóstol) y los "meridionales" (que en cambio se consideraban sucesores de los emigrantes de Mesopotamia), monseñor Makil, con su carácter sereno y conciliador trabajó por la paz entre las dos comunidades rivales, lo que desembocó en 1911 en el proyecto presentado a la Santa Sede de dividir el vicariato de Changanacherry en dos vicariatos específicos, uno para los "sureños" y otro para los "norteño". Pío X aceptó esta propuesta y estableció el Vicariato de Kottayam para los "meridionales", confiándolo al cuidado de su propio creador. Para monseñor Makil fue el compromiso al que se dedicó hasta su muerte, después de una breve enfermedad, en enero de 1914.+