Ecuador: Encuentro Panamericano de Acompañamiento Pastoral Post Aborto
- 30 de mayo, 2025
- Guayaquil (Ecuador) (AICA)
El arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano, participó del encuentro y destacó la figura de la Iglesia como madre misericordiosa, y el drama social y humano detrás de cada aborto.

Concluyó en Ecuador el IX Encuentro Panamericano y V Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Acompañamiento Pastoral Post Aborto y Protección a la Vida, celebrado del 19 al 23 de mayo en la ciudad de Guayaquil.
El encuentro comenzó con la intervención de monseñor Jorge Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo que, como asesor, ofreció un saludo de bienvenida a los presentes, y luego una ponencia titulada "La Red de protección de la vida del Continente", centrada en la necesidad de un acompañamiento pastoral cercano, compasivo y libre de juicios para quienes han vivido la experiencia del aborto.
"La Iglesia no es una aduana que pone barreras, sino una casa de puertas abiertas", afirmó el prelado, recordando una de las enseñanzas más reiteradas del papa Francisco. "Nuestra misión no es señalar con el dedo, sino sostener con el corazón".
Seis fueron los puntos claves que enmarcaron su exposición, entre los cuales destacó la figura de la Iglesia como madre misericordiosa, el drama social y humano detrás de cada aborto, la marginación que sufren muchas mujeres, y la importancia de la formación adecuada de quienes acompañan estas heridas profundas.
"El aborto no siempre es una elección. A veces es una rendición, una desesperada salida ante el miedo, la presión, el abandono", expresó monseñor Lozano. Y subrayó: "Estas mujeres no necesitan sermones, sino gestos concretos de amor y cercanía".
Rescatar el valor de la vida y la maternidad
En un llamado contundente, el prelado alertó sobre la pérdida del valor de la vida y de la maternidad en las sociedades actuales, que promueven una cultura de descarte donde la maternidad es vista muchas veces como una carga.
Monseñor Lozano insistió en que el acompañamiento pastoral "no puede ser improvisado", sino que requiere una preparación humana, espiritual y psicológica que permita una escucha empática, sin juicios ni prisas.
"La ternura es el lenguaje de Dios. Jesús no gritaba, no humillaba, no imponía. Él miraba, tocaba, acariciaba. Y eso sanaba más que mil discursos", sostuvo.
Citando al Papa Benedicto XVI, recordó que consolar es "ser con" en la soledad del otro, y que eso transforma el dolor en una experiencia compartida, capaz de abrir caminos de esperanza.
Al concluir su ponencia, monseñor Lozano animó a los voluntarios pastorales reunidos en el Encuentro a ser "brazos de la Iglesia madre", con humildad para aprender, coraje para estar presentes, y ternura para acompañar.
"En cada mujer que acompañan, están tocando una herida que Dios ama profundamente", concluyó, evocando las palabras de Francisco: "La misericordia es el segundo nombre del amor".
El encuentro reunió a representantes de movimientos provida, equipos pastorales y delegaciones de diversos países de América Latina y el Caribe, con el objetivo de fortalecer el acompañamiento postaborto, promover espacios de acogida y sanación para quienes vivieron pérdidas gestacionales, y reafirmar la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural.
Entre los testimonios destacados estuvo el de Luz Araos, coordinadora del Proyecto Esperanza en Lima, Perú, quien compartió su experiencia con 18 años de trabajo en esta área. "Hemos podido tener una diversidad de temas que nos ha ayudado a entender la dignidad de la persona humana desde el nacimiento hasta la muerte natural", expresó.
Araos también valoró el llamado a la unidad pastoral realizado por monseñor Lozano: "Nos abrió la mirada a ser una Iglesia en unidad, a caminar en esa misericordia y amor del Señor", añadió.
Durante los cinco días del encuentro, los participantes compartieron experiencias, reflexionaron sobre los desafíos contemporáneos y recibieron formación especializada para consolidar una pastoral que acompañe con amor, verdad y esperanza. Esta iniciativa se desarrolló en coordinación con las Conferencias Episcopales de la región, como signo de comunión y compromiso eclesial en defensa de la vida.
Con un mensaje de esperanza, misericordia y compromiso con la defensa de la vida, el cardenal Luis Gerardo Cabrera Herrera, arzobispo de Guayaquil y presidente de la Conferencia Episcopal de Ecuador, clausuró el encuentro.
En su intervención final, el cardenal expresó su gratitud hacia quienes dedican su vida a acompañar a mujeres que experimentaron el dolor del aborto. "Celebro con alegría este encuentro. El saber que hay tantas personas que dedicaron sus vidas a acompañar a personas que en algún momento de su existencia siguieron un camino no correcto, pero que luego de haber descubierto, haber experimentado el amor de Dios, haber recuperado su dignidad de mujeres se comprometieron a amar la vida y a defenderla", afirmó.
El arzobispo destacó que este testimonio de sanación y conversión "hace que el corazón salte de gozo", e hizo un llamado a seguir construyendo "un gran proyecto de esperanza que hace tanto bien a muchísimas mujeres y familias".+